El “Programa de adecuamiento de la enseñanza universitaria argentina a las necesidades del desarrollo”, conocido como “Plan Taquini”, fue impulsado por el doctor Alberto Taquini, -casi por accidente-, como una forma de dar respuesta a la dicotomía que se había generado entre la ciencia y la docencia al masificarse la universidad.
Inicialmente presentada en un coloquio en Chilecito, La Rioja, la propuesta contemplaba la creación de cinco nuevas universidades en puntos estratégicos de la Argentina como Zárate, Luján, el sur del Gran Buenos Aires, Río IV y la región patagónica y zona austral. Y aunque hoy es indiscutible que el sistema de educación superior esté presente en el interior del país, por ese entonces el plan resultó ser tan novedoso como resistido.
Desde el inicio, la iniciativa enfrentó oposición de las universidades tradicionales, que la percibieron como una amenaza a su monopolio del saber, y de las autoridades nacionales, que argumentaron limitaciones económicas y académicas para su realización. En contrapartida, el proyecto ganó un inusitado apoyo popular que movilizó a la prensa y a miles de ciudadanos en todo el país, a pesar del clima de represión militar de la época. Tomó estado público, fue tema de debate, y contra toda oposición finalmente se crearon no cinco, sino 16 universidades nacionales entre 1971 y 1975, aumentando de 9 a 25 el número total de instituciones.